Tule, vara de huejote, vara de sauce, palma de sotol y popotillo, son las principales materias primas de la cestería tlaxcalteca. Esta artesanía milenaria se relaciona con la diversidad botánica de cada región y con el dominio que se ha obtenido de las fibras vegetales gracias a la tradición cestera prehispánica y española, conservada hasta el presente por su utilidad.
En la época prehispánica la cestería fue indispensable para los indígenas ya que se utilizaba para recolectar y almacenar sus alimentos; una muestra de su importancia, es la zona arqueológica más importante de la entidad, Cacaxtla, cuyo nombre literalmente significa “lugar de canastos”. En esta época se desarrollaron diferentes patrones de manera que además de cestas, también se elaboraron petates, mecapales, cajas, petacas, asientos, cunas y prendas de vestir como los cacles y soyates.
La tradición española introdujo nuevas formas como sombreros, objetos devocionales y las canastas con asa para el mandado que hoy en día, junto al chiquigüite, son piezas fundamentales dentro de la parafernalia del compadrazgo.