Cerros blancos en los que se extienden grandes pastizales y matorrales flanquean a la comunidad de San Estéban Tizatlán; justamente allí, crece la planta de tlaxixtle, materia prima principal para la elaboración de artesanías en madera tallada.
En Tlaxcala existe una tradición muy antigua de esta actividad que data desde la época prehispánica. Según lo refieren crónicas de la época colonial, con esta técnica, los indígenas elaboraban tambores muy bien hechos, hermosos y de varios tamaños, refiriéndose al teponaxtle y el huehuetl, aunque también se elaboraban otros instrumentos musicales como flautas, que desde entonces, sirven para engalanar las festividades de carácter ritual.
Con la colonización se introdujo el oficio de carpintero que denominaba precisamente, a aquellos que se dedicaban a manipular la madera, desde el corte hasta el labrado de la misma. Tal como en muchas otras actividades, la Madera Tallada da cuenta de la convivencia de dos culturas que se amalgamaron y se nutrieron. Gracias a ello hoy podemos admirar hermosas piezas de la imaginería en madera estofada al tiempo que son veneradas al son del teponaxtle.
Precisamente, a través de sus piezas los artesanos de Tizatlán manifiestan el orgullo por su historia, sus fiestas y tradiciones. Así, se pueden apreciar escenas del campo, de la fiesta brava, de las danzas de carnaval, representaciones de los cuatro señoríos prehispánicos, entre muchos más.